La cerámica de baja temperatura existe desde hace siglos, por lo que para nada es de extrañar que la encontremos de forma habitual en nuestras casas, ya sea como un elemento más o simplemente como decoración y es que, de hecho, es de las más antiguas. Vajillas de barro, cuencos, cazuelas u ollas se han realizado durante años siguiendo esta técnica, también conocida como cerámica rústica. Se elaboran a mano y en grandes cantidades para poderlas ofrecer a un precio asequible.
Es por ello por lo que en la actualidad continúa siendo uno de los principales tipos de cerámica, utilizada en multitud de espacios del hogar, desde la cocina hasta las tejas o las tuberías. Entre las cerámicas de baja temperatura, destaca la terracota, del italiano ‘tierra cocida’. Presenta una textura blanda, porosa y un característico color rojizo debido a su alta cantidad de óxido de hierro. Ello le da una gran resistencia al calor directo, por ejemplo, ante el fuego.
Del mismo modo, cabe destacar que la textura porosa permite la evaporación a través de la superficie, manteniendo el contenido fresco en ambientes calurosos. Ahora bien, en climas fríos este tipo de cerámica tiende a quebrarse. El motivo es que la porosidad absorbe la humedad y el agua, provocando la rotura si se producen heladas.
Por lo que a su cocción se refiere, la cerámica a baja temperatura normalmente se cuece a 1.000-1.080ºC. Si añadimos arena o chamota al barro, podremos aumentar la temperatura de cocción y disminuir la porosidad. Por ello, contra más alto sea la temperatura más resistente será, algo a tener en cuenta si vamos a realizar piezas para uso doméstico. Así, en la actualidad, algunos de los tipos de cerámica aplicada a la artesanía profesional que más habitualmente nos podemos encontrar son…
- El gres está compuesto por una mezcla de barros, minerales y arena o chamota. Cocido a alta temperatura, la densidad y el peso del gres es muy similar al de una piedra, de ahí el nombre en inglés ‘stoneware’. Se caracteriza por su dureza, resistencia y durabilidad, siendo ideal para utensilios domésticos o piezas para intemperie.
La cocción del gres, tal y como nos apuntan los expertos de Cerámica a mano alzada, suele llevarse a 1.200-1.300ºC, temperatura que lo hace impermeable al agua. También se puede cocer a temperaturas ligeramente inferiores y trabajar con proporciones de oxígeno diferentes. De esta manera podremos provocar diferencias de color en la cerámica, siendo más rojiza u oscura. A nivel de composición, el gres presenta diversas opciones. La pasta de gres típica está compuesta por un 60% de arcilla refractaria, 20% de arcilla de bola, 10% de feldespato y 10% de sílice. Contra más feldespato se le añada, más baja será la temperatura de cocción requerida.
- La porcelana es uno de los tipos de cerámica más apreciados. Para obtenerla, podemos comprar directamente una mezcla artificial, aunque muchos artesanos prefieren hacer su propia pasta. Así, se consigue mantener una misma mezcla para todas las piezas, adaptada a la manera de trabajar de cada ceramista. Por lo común, la pasta de porcelana está compuesta por un 25% de caolín, un 25% de arcilla de bola, 25% de feldespato y 25% de sílice. Esta mezcla le da a la porcelana un color blanco y una textura fina. Además, adquiere una apariencia cristalina, muy bella, cuando es muy fina. La cocción se suele realizar a 1.280-1.300ºC, aunque se puede dar una primera cocción a 1.000ºC para que sea más fácil decorarla o esmaltarla.
Debemos decir que trabajar la porcelana no es nada fácil. Existe un margen muy estrecho entre una pasta de porcelana blanca y una seca. Además, si queremos decorarla, debemos trabajar con mucho mimo para no romperla antes de su cocción. Por ello, no se suele utilizar para utensilios domésticos sino es de manera industrial.
- El raku se caracteriza por una rápida cocción y un enfriamiento de la cerámica. De hecho, la cerámica se extrae del horno al rojo vivo. Ello obliga a partir de una pasta de barro capaz de resistir el contraste térmico, con un grano grueso y una textura abierta. La chamota aquí es importantísima ya permitirá evitar deformaciones, así como añadir talco. Así, una mezcla básica de raku estaría formada por: 50% arcilla refractaria, 15% caolín, 15% arcilla de bola, 15% chamota y 5% de talco. Actualmente podemos encontrar mezclas ya preparadas en el mercado. Esta técnica es muy útil para realizar azulejos, baldosas y esculturas de gran tamaño.
La alfarería de Niñodaguia, una de las mejores tradiciones ourensanas
Niñodaguia es una localidad muy especial del municipio de Xunqueira de Espadanedo que se configura como el último reducto de la alfarería en Ourense. Los »cacharreiros» de Niñodaguia, también conocidos como »xarreiros» o »calleiros» han logrado mantener la alfarería tradicional gracias al abundante y peculiar «Barro amarelo», un tipo único de arcilla encontrada en el Monte do barro, en el término de Veigachá. Su alto contenido en caolín, así como las temperaturas a las que se someten las piezas en la cocción, da a esta olería el color, la ligereza y el sonido que la diferencia de cualquier otra, aproximándola a la delicadeza y arte de la porcelana. Los cacharros de Niñodaguia son pura alquimia; tierra, agua, fuego y aire se transforman en bellas formas gracias a la sabiduría ancestral y talento artístico del cacharreiro, demiurgo que con sus manos libera el alma de la materia.