La impresión 3D en odontología: prótesis, coronas y cómo cambia los tratamientos dentales.

2149164350 (1)

Aunque a algunos les suene a ciencia ficción, la impresión 3D lleva años asentándose en el ámbito sanitario, abriendo caminos que antes ni siquiera se imaginaban. En odontología, esta tecnología se ha convertido en una herramienta esencial para transformar desde el modo en que se diagnostican los problemas bucales hasta la manera en que se fabrican prótesis y coronas. Todo ello con una precisión y una rapidez que hace apenas un par de décadas habrían parecido inalcanzables.

Del molde de escayola al diseño digital.

Durante muchos años, los moldes tradicionales hechos con pastas de impresión y cucharillas metálicas eran el pan de cada día en las clínicas dentales. Si alguna vez has tenido que morder una pasta densa y algo desagradable para que te sacaran un molde, sabes perfectamente de lo que hablamos. El problema era que estos moldes, además de incómodos, eran poco precisos, se deformaban con facilidad y, en ocasiones, requerían repetir todo el proceso si algo no salía bien.

Hoy en día, muchas clínicas han dado el salto al escaneado intraoral. Esto permite obtener una réplica exacta de la boca del paciente sin necesidad de utilizar materiales incómodos ni hacer varias tomas. El escáner capta cada detalle en 3D, generando una imagen digital que luego se puede editar, analizar o incluso compartir con otros profesionales en tiempo real.

El paso a lo digital ha sido la puerta de entrada a todo lo que viene después: diseño asistido por ordenador (CAD), planificación virtual y, cómo no, impresión 3D para fabricar con precisión todo tipo de soluciones personalizadas.

Fabricación rápida, precisa y sin intermediarios.

Uno de los mayores cambios que trae la impresión 3D al entorno odontológico tiene que ver con los tiempos de fabricación. Antes, para una simple corona o una prótesis parcial, era habitual tener que esperar varios días (o incluso semanas) mientras el molde viajaba al laboratorio, se elaboraba la pieza a mano, se enviaba de vuelta a la clínica y se comprobaba su ajuste.

Ahora, con una impresora 3D dentro de la propia clínica o en un laboratorio cercano, los tiempos se acortan de forma drástica. Una vez escaneada la boca del paciente y diseñado el modelo digital, la pieza puede imprimirse en pocas horas con materiales biocompatibles de alta resistencia.

Este avance ha permitido mejorar tanto la rapidez como la personalización del tratamiento. Cada diente, cada estructura, cada detalle se ajusta de forma precisa a la boca de la persona, sin necesidad de improvisar o adaptar nada a mano. Eso sí, el diseño digital requiere de profesionales con formación específica, ya que no todo el mundo sabe interpretar bien los datos del escáner ni manejar las herramientas de diseño para que la prótesis encaje a la perfección.

Materiales pensados para durar y adaptarse.

La impresión 3D no se limita al plástico. De hecho, en odontología se utilizan diversos materiales, en función del tipo de pieza que se va a fabricar. Los más comunes son resinas específicas para uso dental, que pueden ser más o menos rígidas según el caso, pero también existen impresoras capaces de trabajar con cerámicas, zirconio o incluso con metales como el cromo-cobalto.

Cada material tiene sus propiedades y su finalidad concreta. Por ejemplo, para una férula de descarga, se suelen emplear resinas transparentes de alta resistencia, mientras que para una corona definitiva se puede recurrir a materiales cerámicos que simulan de forma muy real el aspecto natural del diente.

Ortodoncia invisible y férulas personalizadas.

Uno de los terrenos donde más se ha notado la influencia de la impresión 3D es en la ortodoncia invisible. Gracias a los escaneos digitales y a las impresoras 3D, es posible fabricar férulas transparentes a medida que se cambian cada pocas semanas, siguiendo una planificación virtual del movimiento dental.

Esto ha supuesto una revolución para muchas personas que evitaban los brackets metálicos por cuestiones estéticas o de comodidad. La ortodoncia invisible, además de discreta, se basa en una secuencia de movimientos calculados al milímetro, algo que solo se puede conseguir si todo el proceso está digitalizado.

A lo largo del tratamiento, el paciente recibe varias férulas, cada una con una ligera modificación respecto a la anterior, que van guiando los dientes hasta su posición correcta. Todo esto es posible gracias a la impresión 3D, que permite producir cada férula de forma individual, sin necesidad de moldes físicos ni procesos manuales.

Además de la ortodoncia, este mismo sistema se emplea para fabricar férulas de descarga para personas con bruxismo, protectores para deportistas o incluso aparatos para tratar la apnea del sueño. En todos estos casos, la clave está en que el diseño sea totalmente personalizado y adaptado a la boca del paciente, algo que solo se logra con tecnología 3D.

Implantes dentales con una planificación milimétrica.

Cuando un paciente necesita un implante, la colocación del tornillo en el hueso requiere precisión absoluta. Un leve error en el ángulo o en la profundidad puede causar molestias, afectar a los dientes adyacentes o comprometer el resultado final.

Aquí es donde la impresión 3D ha dado un paso más allá. Mediante el escaneado intraoral y la planificación digital, el dentista puede diseñar una guía quirúrgica personalizada que se imprime en 3D y se coloca en la boca del paciente durante la intervención. Esta guía actúa como plantilla, marcando el punto exacto donde debe colocarse el implante, el ángulo correcto y la profundidad adecuada.

Gracias a esto, las cirugías se vuelven más predecibles y menos invasivas, ya que no hay que improvisar ni tomar decisiones sobre la marcha. Además, al reducir el tiempo de la intervención y mejorar su precisión, se minimizan las molestias postoperatorias y se acorta el periodo de recuperación.

También se utilizan modelos impresos para que el paciente vea cómo quedará el resultado final, lo que ayuda a que entienda mejor el tratamiento y se sienta más tranquilo durante todo el proceso.

Prótesis completas que se ajustan como un guante.

Para las personas que han perdido varios dientes o necesitan una rehabilitación completa, las prótesis removibles siguen siendo una opción habitual. Aquí, la impresión 3D le ha dado la vuelta el planteamiento. En lugar de fabricar la prótesis a partir de un molde de escayola y con varias pruebas intermedias, ahora se puede escanear la boca y diseñar una prótesis digital en el ordenador.

Una vez aprobada, se imprime la base y, en muchos casos, también los dientes, logrando una prótesis que se adapta con precisión a la encía y que resulta más cómoda desde el primer momento. Además, si con el tiempo hay que hacer alguna corrección o duplicado, es tan sencillo como abrir el archivo digital y modificar lo necesario, sin repetir el proceso entero.

Este nivel de personalización hace que las prótesis sean más estables, más naturales y más cómodas de llevar, algo que muchos pacientes agradecen desde el primer uso.

La sonrisa como proyecto digital.

Hoy día, cuando alguien se plantea mejorar su sonrisa, lo habitual ya no es que el proceso arranque directamente en el sillón del dentista, sino frente a un escáner intraoral y una pantalla de ordenador, ya que la planificación digital ha cambiado por completo la forma de abordar este tipo de tratamientos. Con la ayuda de imágenes, vídeos, escaneados y programas de diseño facial, los odontólogos pueden modelar digitalmente el resultado antes de hacer ningún cambio real, y eso permite ajustar desde el tamaño o la forma de los dientes hasta su color, su orientación o incluso la manera en que se relacionan con el resto del rostro.

Este tipo de planificación resulta especialmente útil en casos en los que el objetivo no es únicamente recuperar la funcionalidad de la boca, sino también conseguir un resultado armónico desde el punto de vista estético, como ocurre en tratamientos con carillas, contorneado dental, blanqueamientos o rehabilitaciones completas. Al poder visualizar el resultado de antemano, el paciente se siente más tranquilo y más partícipe de las decisiones, lo que contribuye a generar un ambiente de confianza durante todo el proceso, evitando sorpresas o retoques innecesarios más adelante.

Desde Clínica Dental La Merced explican que este tipo de enfoque ayuda a que el diseño final esté mejor adaptado a los rasgos de cada persona, lo cual facilita el trabajo técnico y aporta seguridad tanto al paciente como al profesional, ya que ambos comparten una idea clara de lo que se quiere conseguir antes de empezar.

Formación y actualización constante en las clínicas.

Toda esta tecnología tiene un lado menos visible pero igualmente importante: la formación de los profesionales. Porque la impresión 3D no es cuestión de apretar un botón y esperar a que la máquina haga su trabajo, requiere conocimientos en diseño digital, materiales, biomecánica y uso de software especializado.

Las clínicas que apuestan por este tipo de soluciones suelen invertir también en actualizarse, asistir a congresos, participar en formaciones continuas y renovar su equipamiento con regularidad. Es la única forma de ofrecer tratamientos que estén a la altura de lo que hoy en día permite la tecnología.

Y aunque muchos pacientes todavía no conocen todo lo que implica este avance, en cuanto lo prueban notan la diferencia: mayor comodidad, resultados más estéticos, tratamientos más cortos y una experiencia más predecible en general.

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest