Cuando llega el calor, la mente del ser humano comienza a pensar en las vacaciones. Es algo que ocurre prácticamente de manera automática y que se repite una y otra vez a lo largo de cada año. Después de un invierno que es duro en muchas partes del país como consecuencia de las heladas y la falta de actividades al aire libre, la llegada del calor es concebida como un soplo de aire fresco en nuestra vida. Muchas personas tienden a sonreír mucho más durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre y a nosotros no nos extraña en absoluto, qué queréis que os digamos.
A partir de ahí, las elecciones de cada cual varían. El tipo de turismo que practicamos depende de una decisión que es estrictamente personal y que no tiene por qué coincidir en cada caso. España es un país en el que esto se aprecia perfectamente porque tenemos prácticamente todos los modelos de turismo que se pueden imaginar: es cierto que el más habitual es el de sol y playa, pero vienen ganando mucho peso desde hace décadas el turismo en ciudades históricas, el turismo de montaña y el turismo rural, que es el que va a protagonizar los párrafos que siguen.
Una información publicada por el portal web oficial de la agencia de noticias Europa Press indicó que el 82% de los españoles esperaba hacer turismo rural a lo largo del año 2023, una cifra que pone de manifiesto la relevancia que ha alcanzado este tipo de turismo en el interior de nuestras fronteras. Sin duda, son muchas las claves que se han de tener en cuenta a la hora de valorar por qué hay tanta gente que prefiere estos sitios a los lugares de costa, que tradicionalmente han sido los que han llevado la voz cantante en lo que respecta al turismo en España.
- El turismo rural es una garantía de paz y de tranquilidad. El silencio es muchas veces lo que más deseamos en nuestras vacaciones.
- Nos permite evitar los agobios que se generan en torno a los lugares de costa durante la primavera o el verano.
- Es un entorno propicio para los niños y los ancianos.
- Permite que aspectos personales como nuestra autoestima o la salud mental evolucionen favorablemente.
- Favorecen una desconexión total y absoluta con respecto a todos aquellos ámbitos que se encuentren ligados a la rutina diaria.
Tenemos la enorme suerte de que, en el interior de nuestras fronteras, pueden encontrarse múltiples espacios en los que es propicio hacer turismo rural y en los que, además, se han desarrollado las infraestructuras necesarias para que ese modelo de turismo sea posible. Somos muchas las personas que no valoramos todavía en su justa medida la belleza que engloba un país como el nuestro. Es mucho más de la que creemos y los datos que se están produciendo en torno al negocio del turismo general y el turismo rural en particular pueden dar buena fe de ello.
Una de las zonas que mejor ha desarrollado las infraestructuras y servicios necesarios para el correcto funcionamiento y crecimiento del turismo rural ha sido la provincia de Albacete. Hace algunos años, muy poca gente hubiese puesto su foco en esta zona para disfrutar de sus vacaciones. Pero la apuesta clara y firme por el desarrollo del turismo rural le han otorgado muchas posibilidades a los negocios rurales de la zona. Así nos lo han hecho saber desde el cortijo El Sapillo. Según quienes trabajan en él, ha crecido la cantidad y la variedad de las personas que lo visitan, ascendiendo incluso el volumen de turistas extranjeros que se interesan por pasar unos días en él.
¿Una manera de combatir la despoblación?
Durante los últimos años, se ha incrementado el debate que existe en torno a lo que hemos decidido llamar «La España vaciada». Es evidente que el hecho de que haya tantas zonas despobladas en este país supone un problema para estas comarcas y los municipios que las componen. La gente joven se marcha de ahí al no existir oportunidades de trabajo y los pueblos se abandonan, siendo abandonada al mismo tiempo su historia y su relevancia social y económica. Incentivar el turismo rural en estas zonas puede ser una manera óptima para evitar que la vida de estos pueblos siga latiendo y que existan en ellos posibilidades que permitan a los jóvenes quedarse allí.
Ni que decir tiene que esto solo puede conseguirse con proyectos a medio plazo. Nadie va a poder revitalizar una zona en cuestión de semanas o de meses. Hay que tener los pies en el suelo porque, cuando no es así, los errores se van cometiendo a cada paso. Y no es de recibo que sea así. El turismo rural es una salida económica que todavía debe ser desarrollada mucho más en España y que seguro que va a ofrecer oportunidades de las que todavía no somos plenamente conscientes.