Una mala alimentación es la responsable de una mala salud dental

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¿Cómo sería nuestra vida si no cuidáramos correctamente de nuestros dientes? La mejor palabra que podemos utilizar para definir esa hipotética situación es la de infierno. Y es que estaríamos mermados casi de una manera continua por los dolores, por el mal aliento o por las infecciones. Nadie puede ser feliz ni estar cómodo en una situación como esa. Es evidente que tenemos la obligación de cuidar de todas y cada una de nuestras piezas dentales porque es de ahí de donde puede surgir una mejora sustancial para nuestra salud. Ya sabéis que esa salud es lo primero que debemos garantizar en nuestra vida.

¿Qué pasos tenemos que seguir para cuidar de la salud dental que tantos beneficios nos va a proporcionar para nuestra vida personal? Es evidente que lo primero consiste en cepillarse los dientes al menos tres veces por día y acudir como mínimo una vez al año a la consulta de nuestro dentista. Sin embargo, hay más cosas que debemos tener en consideración, entre las que se sitúa una nutrición que es clave para evitar enfermedades dentales. La importancia de un aspecto como este ha sido corroborada por los profesionales de Mesiodens, quienes nos han indicado que un porcentaje altísimo de todos los problemas dentales que padecemos en España provienen o son consecuencia de una mala alimentación.

No tenemos que decir que en España no somos los mejores en lo que respecta al cuidado de nuestra alimentación. Es una pena que así sea, pero no podemos faltar a la verdad. Son millones de personas las que no muestran la intención de llevar una dieta equilibrada y este, entre otros, es uno de los motivos por los cuales se terminan generando otros problemas como el exceso de personas con sobrepeso en el interior de nuestras fronteras. Una mala alimentación incide en todo lo que tiene que ver con el cuidado de nuestro cuerpo y deberíamos tener mucho más cuidado con aspectos como este.

En una noticia publicada en la página web Hacer Familia se indicaban algunos de los productos alimenticios que son más dañinos para nuestros dientes. Los caramelos duros, unidos a los alimentos pegajosos, los snacks crujientes, el hielo cuando lo intentamos masticar, los cítricos, el café, los refrescos, el alcohol o las bebidas isotónicas constituyen una fuente inagotable de problemas que haríamos bien en resolver a la mayor brevedad posible. De lo contrario, son nuestros dientes los que pagarán las consecuencias.

El triste protagonista en muchos de los productos que os hemos mencionado en el párrafo anterior es el azúcar. Y es que hay pocos productos alimentarios que sean más perjudiciales que este en lo relacionado con la salud dental de los seres humanos. Reducir el consumo de azúcar es, por tanto, una de las necesidades que podríamos considerar como inherentes a los españoles y las españolas. Por desgracia, en los últimos años esa tendencia no se ha seguido y sí que se ha empezado a considerar habitual que siga el camino contrario: que aumente el consumo de azúcar entre la población.

Según una noticia que vio la luz en la página web Financial Food, en España se consumen más de 100 gramos de azúcar por persona y día. Se trata de una barbaridad que debemos controlar, ya no solo por el hecho de que eso afecta de una manera desproporcionada a nuestros dientes, sino porque, además, también tiene implicaciones en lo que tiene que ver con nuestra salud cardiovascular. El azúcar, entre otras cosas, hace que engordemos. Y ya sabemos que son múltiples los problemas que se desarrollan en nuestro cuerpo a causa de coger algunos kilos de más.

¡Cuidado con los peques! 

No hay que recordar que el cuidado que debemos mostrar con respecto a la alimentación de los más pequeños debe ser pormenorizado. Son este tipo de personas las que más suelen abusar del azúcar, principalmente como consecuencia de las golosinas o el chocolate que consumen. Los problemas dentales derivados de esto pueden ser muchos y muy variados y no cabe la menor duda de que la necesidad de cuidar de este aspecto es muy grande para conseguir una boca perfecta, algo con lo que no cuentan muchos pequeños ni pequeñas.

En este sentido, los padres y madres tienen un papel que acertaríamos si dijéramos que es fundamental. Nadie duda de la relevancia de ese papel. Si los padres y madres educan a sus hijos en valores como los relacionados con los hábitos de limpieza bucal y una nutrición adecuada, seguramente la cantidad de niños y niñas con caries disminuiría de un modo más que considerable. Y ese es el objetivo que debemos perseguir de ahora en adelante para paliar los datos tan problemáticos que hemos recibido en los últimos años.

 

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